jueves, 23 de junio de 2016

Récord personal de Lubina de 3,4kg con DAIWA Shore Line Shiner Z Vertice 140S


Puede que hoy sea ese día, con el que has soñado infinidad de veces. Nunca sabes lo que una jornada de pesca te deparará, es la magia de la pesca, es lo que te engancha a esa lotería sin final, a la que jugamos apostándolo todo y que aún perdiendo, hace que queramos repetir una y otra vez, como si fuera la primera. 

Miles de lances durante años te acercan a tus objetivos. Preciosos amaneceres y ocasos, duras jornadas al sol y noches en vela, todo se sufre, todo se disfruta, solo o acompañado. Cada momento que el mar te regala se disfruta como el primero. Cada lance puede ser "el lance", así que hay que trabajar y creer en cada uno de ellos, de principio a fin. Para mí, esa es la esencia.


El 30 de Abril, mientras nos azotaba un temporal que ya estaba remitiendo, hablé con mi amigo Adrià, el objetivo; quedar al día siguiente para buscar a las Lubinas en la rompiente de la playa. Después de un buen rato hablando de como afrontar la jornada, decidimos que lo mejor sería estar en el pesquero bien pronto y empezar a pescar antes de que saliera el sol. La previsión daba viento de tierra a mar durante toda la noche y mar fuerte. En cuanto a los señuelos elegidos, mayoritariamente íbamos a usar vinilos de peso medio, con cabezas de unos 20-25gr, ya que se preveía un mar bastante fuerte y eso nos ayudaría a mantenerlos donde quisiéramos.

Al llegar a la playa, decepción. El mar, aún estaba turbio y con algo de resaca, pero el temporal que deseábamos había desaparecido. Acertaron en la predicción y soplaba un fuerte viento de tierra a mar, que después de toda la noche, había dejado el mar bastante plano. Aún así lo intentaríamos.


Por mi parte, tocaba estrenar un nuevo equipo de spinning medio, formado por una Xzoga Rock Python PYS 80 MHF2, 2,44m, acción 15-50gr y un Shimano Stradic FK C5000XG, cargado con Power Pro de 0,15mm, así que antes de empezar a pescar, dediqué unos instantes a fotografiar la salida del sol y el nuevo equipo.

En unos minutos ya estábamos dando los primeros lances, que aún siendo con vinilos, gracias al fuerte viento que nos venía de espaldas, eran muy largos. Por desgracia, con el mar tan en calma y el poco calado de la playa, iban arrastrando por el fondo. Había que cambiar de señuelos y nos decantamos por los minnows.


Hacía ya un tiempo que me había echo con un par de unidades del DAIWA Shore Line Shiner Z Vertice 140S y sería el elegido. Con este señuelo tan lanzador y el viento que ayudaba, los lances eran estratosféricos y las recogidas se hacían eternas, pero en el buen sentido, pues ya quisiéramos barrer tal cantidad de agua habitualmente.

El tipo de recogida empleada sería lenta, haciendo avanzar el señuelo a baja velocidad, con muchas paradas y toques de puntera suaves. A ratos, simplemente haciendo avanzar el señuelo con un toque de puntera que daremos cada 2 o 3 segundos y recogiendo el sobrante que generemos con los mismos. La Lubina no es un pez al que le encante perseguir presas, si no mas bien una oportunista que ataca a las presas que se le pongan a tiro en un despiste, así que hay que facilitarle esa situación en la medida de lo posible para tener más oportunidades.


El sol iba subiendo y cuando llevábamos una media hora lanzando y se aproximaba el final de un lance, tenía el señuelo casi fuera del agua, en el escalón. Ya lo veía aparecer a través de las turbias aguas que había dejado el temporal, suspendido mientras la ola retrocedía. El señuelo se mantenía estático y nadaba sin avanzar, cuando una gran sombra se abalanzó sobre él lateralmente, acertando de lleno y proporcionándome una clavada fortísima, pues tenía el señuelo a escasos 5 o 6 metros.

La ola acabó de retroceder y pude ver al depredador durante un segundo. Una gran Lubina había embestido el señuelo con fuerza e intentaba volver mar adentro ayudada por la ola. Al sentirse presa del señuelo, empezó a nadar el paralelo a la costa, regalándome unas buenas carreras. Mientras la seguía caminando por la orilla y el carrete sacaba hilo, intenté en varias ocasiones vararla en la arena, aunque sin éxito, pues aún estaba muy fuerte. Poco a poco fue cediendo y una de las veces que quedó varada en la arena, mi amigo Adrià cobró la pieza por mí.


No me lo podía creer, si hacía un mes conseguía mi récord personal de Lubina, ahora lo superaba de nuevo y en un día que no pintaba nada bien. Dio 3,434 gr en la báscula y sirvió para disfrutar de una bonita comida familiar de 6 comensales. Para mí, increíble pieza y premio a la constancia de este invierno, donde busqué Lubinas una y otra vez sin éxito. Parece que habrá que tentarlas más en primavera. Además pude estrenar en un día el equipo al completo, caña, carrete y señuelo y bien acompañado ¿que más se puede pedir?


En cuanto a la caña y carrete, se portaron genial, trabajaron bien al pez. La caña es más bien potente para ser una 15-50gr y no eché en falta más potencia para este tipo de peces. Se nota que tiene una buena reserva de potencia. El carrete va muy fino y tiene un freno muy progresivo, aunque eso pasa con todos los que son nuevos. A ver dentro de un año que tal está, pero siendo de gama media y viniendo de Shimano creo que cumplirá las expectativas. Esperemos que me den alegrías durante mucho tiempo.


El señuelo tiene unas prestaciones increíbles, aunque también se paga. Lance y estabilidad en vuelo sobresalientes. Nado y aplomo en el agua también sobresalientes. Las libreas no han saltado con las horas de uso del primer día, pero mejor esperar un tiempo. Lo único malo hasta el momento, son los triples, que cedieron un poco con esta pieza. Hay que reconocer que el triple que se dobló, era el central, que quedaba clavado en el lateral de la Lubina, recibiendo toda la fuerza de la palanca ejercida entre la linea desde la cabeza y el triple de la cola. No digo que sean de mala calidad, pues tienen unos buenos acabados y pinchan de fábula, pero quizás son un poco finos para grandes depredadores. Aquí podéis comprobar como quedó uno de los triples.


Volviendo a la jornada de pesca, no hubo mucha actividad más. En total recorrimos 3km de playa entre ida y vuelta, dedicándole lances a cada metro de arena y ola. Al cabo de una o dos horas tuve una buena picada que no clavó y ahí acabó todo, que no es poco. Poco a poco el viento tierra-mar empezó a soplar aún más fuerte, haciendo muy incómoda la pesca. Así que entre eso y el cansancio, decidimos poner fin a la jornada. En la foto podéis ver la fuerza del viento, que empujaba el agua de las crestas mar adentro.


En definitiva, un gran día para el recuerdo. Y recordad, no dejéis de insistir, si queréis conseguir vuestros objetivos, no queda otra que salir, salir y salir. El día menos pensado es "el día". No esperéis a que ese día os encuentre a vosotros sino ¡id a por él!

También me gustaría remarcar que no hay magia alguna en llevar un equipo u otro o tal o cual señuelo. Eso podrá ayudaros en prestaciones como un poco más de lance, un equipo un poco más ligero, etc. A la hora de la verdad, lo primordial es echarle horas mientras sabes que estás en el lugar correcto mientras haces lo correcto. Los resultados llegarán.


¡Un abrazo y buena pesca!