viernes, 14 de agosto de 2015

Palometón juvenil a Jerking. Sonrisas y lágrimas.


Hace unas semanas viví una jornada que podría haber sido increíble, pues perdí el que probablemente habría sido el pez de mi vida. Tuve una picada fortísima de un pez que no sabemos con certeza si era Tallahams o Palometón, susodicho animal me arrebató unos 100 metros de linea tras la picada, haciendo sonar la carraca como nunca antes. Nunca he tenido una picada así, era un pez entrado en kilos. Cuando tras unos minutos conseguí acercarlo a la orilla, fue desplazándose hacia mi derecha y no pude hacer nada por evitar que cortara el bajo del 0,50 que llevaba en ese momento, llevándose con él un Mommotti 190. No sabemos si lo cortó contra una roca, pues iba casi a ras de fondo y no podía hacerlo subir, o con los dientes en caso de ser Tallahams. En ese momento me invadió una gran desolación y ahora no duermo bien pensando en ello...


Después de rehacer el bajo, poner otro Mommotti 190 y dar muchos lances, finalmente obtuve otra picada. No era ni de lejos como la del pez anterior, pero dio una buena batalla. Tras unos minutos vimos emerger a un precioso Palometón que me devolvió la sonrisa, pues no imaginaba que lo que había al otro lado de la linea fuera uno de ellos. Hay zonas del litoral por donde aún se ven con una mínima frecuencia, aunque por desgracia no en mi zona, donde salen con cuentagotas.

Foto al detalle de este preciosos pez de la familia de los Carángidos. Increíble lo bonito que es, sus tonos nacarados y un cuerpo super hidrodinámico lo hacen un depredador de largas distancias, del que pocas presas pueden escapar. Es el Guepardo de nuestras playas.


Es gratificante practicar el captura y suelta con cualquier especie, pero si hay una que merezca el indulto total, es el Palometón. Un pez muy escaso, del que se han hecho matanzas indiscriminadas durante años a base de calar lisa viva, matando a los más grandes y gigantes reproductores. Recordemos que este magnífico pez puede alcanzar tallas de hasta 2 metros y unos 50 kilos de peso. Por muy grande que sea el que capturéis, es probable que no llegue ni a la mitad de la talla que puede llegar a tener. Sería un placer poder tener una buena población de este pez como debió haber en el pasado. Por desgracia, a lo que optamos hoy, es a capturas esporádicas de ejemplares juveniles, que probablemente nunca llegarán a ser el coloso que podrían ser.


Aquí lo vemos recuperándose, a punto de partir hacia una merecida libertad. Quien sabe si nos volveremos a ver dentro de unos años para brindarme un combate épico...

¡Un abrazo y buena pesca!

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