miércoles, 21 de diciembre de 2016

Noruega 2016 - Aurora Boreal y Pesca - Parte 5: Último asalto al Halibut


El viaje estaba tocando a su fin. Amanecía, muy nublado y lloviendo a ratos, anticipando el mal tiempo que se preveía para los siguientes días. En este último día de pesca, había un objetivo claro, intentar sacar un Halibut del agua. Ya daba igual el tamaño, el como, ni el donde.

De nuevo, gracias a la paciencia de mi pareja (no debe ser fácil mirar el paisaje durante 8 horas, mientras tu pescas), iba a poder disfrutar de un último asalto al Halibut. Navegaríamos unos 40 minutos, hasta las cercanías de mar abierto y probaríamos suerte en una zona donde se han sacado Halibuts de récord, de más de 200kg. Tantearíamos toda la zona de Kvaløyvågen, una zona de contrastes, con zonas muy someras de fondo de arena y algas, y otras zonas abisales de más de 100 metros de profundidad.


La zona ideal hubiera sido Skarsfjord, que según el dueño de la tienda, es donde más cantidad de Halibuts salen, aunque por desgracia, era demasiado rato de navegación, tardando hasta una hora y media en el caso de haber ido. Además, aunque había buena mar, el día estaba muy feo y era imposible predecir un cambio en este clima que no conocíamos y que de repente nos cayera la tormenta del siglo. Ya estábamos arriesgando demasiado, cosa que hay que evitar en el mar.


Para variar, en la franja de 0 a 25 metros, los bancos de pequeños Bacalaos, se cebaban sobre el señuelo cada vez que caía hacia el fondo, dificultando muchísimo la pesca de otra especie. Como el resto de días, dejabas caer el señuelo hacia el fondo y nada más cerrar el pick-up, ya tenías uno clavado. Diversión non stop. La sonda nos chivaba la gran actividad que había bajo la barca.

Para dificultar aún más que el señuelo acabara siendo mordido por un Halibut, hay que tener en cuenta que los Halibuts, pasan gran parte del tiempo tumbados en el fondo y no necesitan comer cada día. Por lo que me comentaron, hay veces que se pasan algunas semanas tumbados en el mismo sitio, sin atacar a las presas que les pasen por delante, y por descontado que pasa lo mismo con los señuelos. No me quiero imaginar el señuelo, pasando por delante de un Halibut XXL con poca hambre... Por suerte no vemos debajo del agua, si no, más de una vez nos desesperaríamos.


Entre la gran mayoría de Bacalaos de 1 o 2 kg, había algunos bastante dignos, que daban una buena batalla, como el de la foto que encabeza el post, de un tono un poco peculiar, ya que no capturé muchos tan oscuros. O como el de la foto inferior, que en cuanto a longitud, fue el más grande que pesqué en el viaje. Lástima que era un cadáver viviente. De no haber sido por estar enfermo o consumido por los parásitos, seguro que hubiera sido el más pesado también. Podéis apreciar unos cuantos parásitos de los que os hablé en el costado inferior de la cabeza.


Durante las horas que estuve por Kvaløyvågen, intenté compaginar las horas de pesca en poco calado, con las de pesca en profundidad, aunque había veces que costaba mantenerse en las marcas. Te situabas en una zona de 30 metros y dejabas caer el señuelo. Después de unos minutos, con unos cuantos lances y capturas, empezabas a notar que el señuelo tardaba mucho en tocar fondo. Al mirar la sonda, te dabas cuenta, de que la corriente te había situado en una marca de 150 metros de profundidad. Esta era una zona treméndamente escarpada, con auténticos valles submarinos y caídas verticales hacia el fondo. Seguro que insistiendo algunos días, podía haber salido alguna sorpresa importante.


La corriente nos llevaba hacia mar abierto y entre lance y lance, vimos a nuestras amigas las Marsopas una vez más. Ya había consumido casi toda la jornada, cuando estaba pescando en un fondo de 40 metros, justo en el circulo que veis sobre el mapa del principio del post, cuando una de las picadas me pareció diferente a las demás, ya conocía a mi adversario, aunque por desgracia, no estiraba lo que yo desearía.

Después de un pequeño tira y afloja, emergió a la superficie un pequeño Halibut, y como no, venía clavado por el labio inferior, como los anteriores que había perdido. Esta vez, al ver lo pequeño que era, decidí jugármela y levantarlo del hilo. El labio aguantó y pude subirlo a la barca, soltándose el señuelo por si solo nada más ponerlo en seco.


Aún tratándose de un pequeño Halibut, pues rondaría los 2 kg, la alegría fue máxima. Ya pensaba que no podría observar en directo su precioso colorido de camuflaje y hacerlo posar para la foto. En este caso, importaba más el objetivo que otra cosa. Por suerte, esta vez funcionó un dicho que tiene mucha importancia en esto de la pesca, el que la sigue la consigue. En la foto se aprecia como se rompió la parte del labio por la que venía clavado. Tras unas fotos rápidas, fue devuelto al mar.

Después de conseguir esta captura, estuve pescando la zona un rato más, por si aparecía la parejita o la madre... Por desgracia no fue así y con mi pareja un poco cansada, después de aguantar heroicamente unas 7 horas de pesca bajo la lluvia, decidí poner punto y final a esta salida y retomar el largo viaje de vuelta.


Una vez finalizada la jornada y sabiendo que ya no volvería a tener un lance más en busca de la captura soñada,  quedé un poco tocado emocionalmente en cuando a pesca se refiere, por no haber podido sacar ningún Halibut digno del agua, aunque pensándolo fríamente, es un poco complicado ir a pescar tres días a un sitio desconocido, con pocos medios y querer marcarte un hat trick de película. Así que viéndolo en la distancia, estoy más que satisfecho.

Durante esa tarde, el tiempo fue empeorando y no pude ni bajar a echar unos lances de despedida al muelle. El viento empezó a enfurecerse, y mientras llovía, ese mar de aguas cristalinas, se había picado y oscurecido. Acabamos el día mirando por la ventana como había cambiado el panorama, mientras nos recuperábamos del frío y humedad que nos había calado en la jornada de pesca.


La temporada lluviosa que tanto se había hecho de rogar, había llegado con toda su fuerza. Un ambiente oscuro se apoderó del lugar, seguramente para no ver el sol en meses, lloviendo a diario casi sin parar, sin poder ver Auroras ni poder salir a pescar, como mínimo cómodamente. Nos esperaba un turbulento viaje de vuelta a casa...


Hasta aquí dio de sí, este viaje por Noruega. Nos marchamos convencidos de la gran suerte que tuvimos, de que el tiempo aguantara en inmejorables condiciones hasta el último día, y haber podido ver este precioso lugar en su esplendor. Espero poder repetirlo algún día y tener en mis manos un Halibut como dios manda. Mientras tanto, seguiré recordando estos días geniales, con la gran suerte de haber podido ver la Aurora cuatro veces, de una naturaleza y paz sin igual y la gran diversión que me brindaron los Bacalaos y el esquivo Halibut.


¡Un abrazo y buena pesca!

2 comentarios:

  1. He gaudit molt d'aquest viatge tant interessant. Vaja reportatge ens has regalat! Gràcies.
    Per cert, la teva companya és una heroïna.
    Enhorabona als dos.

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  2. Moltes gràcies Eliseu! Espero que os hagi agradat!

    Doncs si que ho és! Li agraeixo molt aguantar coses així... :)

    Gràcies i una abraçada! La próxima ja és per aigües de casa...

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