lunes, 29 de junio de 2015

No quieren top water, seguimos con el Mommotti 190...


Estamos acabando el mes de Junio y parece que los Tallahams no se hayan dado cuenta. En años anteriores, a estas alturas ya había capturado unos cuantos a top water. En cambio, este año no me hacen ni caso. Tras muchas horas intentándolo a top water y darme por vencido, siempre dedico un rato a los minnows, pues este año es la única manera de que den la cara. Seguiré intentándolo a top water, pues tarde o temprano alguno se decidirá para ayudarme a estrenar el contador.

En las últimas salidas, sólo he conseguido engañar a un par de Tallahams, ambos con el Mommotti en diferentes colores. No se si no hay muchos Tallahams o es que no me hacen caso por tener mucha comida, pues en cada salida tengo muchos encontronazos con Lisas, su principal presa, haciéndome quitar escamas de los triples habitualmente y emocionándome con falsas picadas.


En la primera de las salidas, estuve pescando desde las 6 de la mañana y tan solo había tenido unos encontronazos con lisas. Me temía lo peor, pues eran ya las 10 de la mañana y no había rastro de Tallahams.

Al poco rato, vi un ataque cerca de mi posición y apreció flotando delante mio media lisa, aún viva, que había sido atacada por un Tallahams. Se acercó poco a poco a la orilla intentando nadar sin éxito y pude cogerla para hacerle estas fotos. Impresionante la dentadura que tienen...


Pongo una foto comparativa con el pie (calzo un 43-44) para que veáis las dimensiones de la presa y el mordisco, obra de un Tallahams de buena talla, que decidió que ya había comido suficiente con media lisa.


Esto me hizo coger fuerzas para dar el máximo durante los siguientes lances, pues estaba claro que alguno rondaba por la zona.

Eran ya las 10:30, el reloj corría y la ansiada picada no llegaba, hasta que justo delante de mi a unos 20 metros, una lisa saltó y el agua estalló detrás suyo, algún depredador había fallado el ataque. Recogí lo más rápido que pude y lancé justo donde hacía escasos segundos se había producido el ataque.

El señuelo tocó el agua y tras 2 o 3 jerks, una brutal clavada paró la recogida en seco. A partir de ahí, unas potentes carreras hicieron sonar la carraca a base de bien. El Tallahams saltaba intentándose liberar del señuelo, cosa que por suerte no consiguió. Tras una bonita batalla, pude ponerlo en seco y observar tan maravilloso animal de unos 4-5 kg de peso aproximadamente.


Parece mentira lo que una jornada puede cambiar en cuestión de segundos, pasando de una sensación de frustración a una de alegría. Empiezas a valorar la jornada que va acercándose a su fin, has ido dejando atrás la mejor hora para tentarlos, has probado muchos tipos de señuelos y recogidas, no has visto nada de actividad, etc. Cuando la porra parece inevitable y el esfuerzo parece no haber servido de nada, te das cuenta de que has estado haciendo lo correcto y que poco más ha estado en tu mano para conseguir engañarlos.


Tras unas fotos, el Tallahams fue reanimado con éxito y marchó velozmente. Me da el mismo placer verlos salir que verlos marchar. Espero que sea un hasta pronto y no un hasta nunca.


Tras esta jornada con premio, los augurios eran buenos para los dos siguientes días, pero nada más lejos de la realidad. La tónica de los siguientes días fue de una apatía extrema hacia los señuelos top water y muchos robos con lisas cuando usé minnows.


La que me dejó esta escama en e triple debió ser de muy buen tamaño, lástima que se soltó, pues me hubiera alegrado un poco, lo que fue una jornada bastante sosa.


Pasó una semana y decidí volver a intentarlo. Otra vez lo mismo, muchos robos de lisas, hasta que por fin un Tallahams dio la cara, no sin antes hacerme creer que era otra lisa robada, pues al no venir enganchado de la boca, la sensación que tenía era la misma que cuando una lisa viene robada. Tras una bonita batalla en relación a su tamaño, vi emerger este Tallahams de unos 2 kg aproximadamente, que me alegró la jornada. Lástima que no fuera el pez de récord que todos buscamos, aunque ojalá todos los días se capturara uno así como mínimo.


Aquí podemos verlo durante la recuperación tras el combate, antes de ser liberado. Esperemos que crezca sano y fuerte y vuelva a visitarme cuando doble o triplique el tamaño. ¡C&R!


Seguiremos intentándolo...

¡Un abrazo y buena pesca!

miércoles, 10 de junio de 2015

Doradas, premio a la constancia.

Últimamente he dedicado mucho tiempo al spinning, aunque viendo los resultados de las últimas salidas a surfcasting, tenía ganas de dedicar otra noche a nuestras amigas de la frente dorada, pues hacía más de un mes que no salía a surfcasting.


Hace unos días, junto a mi amigo Adrià, decidimos planificar una jornada de Surfcasting. Pescaríamos desde el atardecer hasta el amanecer. La previsión meteorológica era buena, altas presiones, mar en calma y ausencia de viento. Al margen de que sean condiciones que favorezcan o no a los peces, siempre es un placer pasar una jornada relajada sin tener que batallar contra mar y viento y con buena compañía.

Empezamos a pescar a las 20:00, cuando los últimos bañistas abandonaban la playa. Al hacer tanto tiempo que no salíamos a surfcasting, el problema al que nos enfrentábamos era el no disponer de información reciente de si había pescado por la zona, y en el caso de que lo hubiera, saber a que hora estaba entrando a comer últimamente.


Al principio de la jornada la moral era alta, lanzamos y empezamos a observar los punteros. Tras una primera hora sin ningún indicio de actividad, revisamos el cebo y estaba intacto. Por suerte la morralla no atacaba nuestros cebos y teníamos la certeza de que estaban pescando para cuando el pez que buscamos se topara con él.

Hacia las 2 de la mañana los tallahams hicieron acto de presencia y cortaron una de mis lineas. No sabíamos si esto podía significar el fin de la jornada, pues cuando este depredador aparece, las demás especies están más preocupadas de sobrevivir que de comer. Con la esperanza de que no permanecieran mucho rato en el pesquero, decidimos aguantar y seguir insistiendo.

Por desgracia, las horas pasaban y las cañas no delataban ninguna picada. Eran ya las 4 de la mañana y de repente la morralla entró a comer. Devoraban el cebo, que no tardaba ni 15 minutos en desaparecer. Devolvimos algunos besugos de poco porte que venían por el labio. Ya sabíamos quien era el culpable, ahora tocaba esperar y ver si entre tanta minitalla andaba algún pez de porte.



A las 5 de la mañana una de las cañas de mi compañero se destensó, creíamos que por suerte había llegado la primera pieza del día, pero al recoger pudimos comprobar que la pieza no clavó. Volvió a carnar la caña y lanzar y al mirar la otra caña estaba destensada. Tras recoger unas cuantas vueltas en vacío me avisó de que esta vez si había algo al otro lado de la linea. Tras una bonita batalla pudo poner en seco una dorada de 1,250gr, que venía clavada por el labio y muy viva. Un placer pelearlas con el mar como una balsa y verlas correr por el rebalaje antes de entregarse.

Tras esta captura el ánimo volvió a subir, pues aún estando ya cansados la emoción de una nueva picada nos mantenía despiertos.


No habían pasado ni 10 minutos cuando una de mis cañas marcó una picada en forma de destensada. Cogí la caña y recogí muchos metros en vacío, hasta que por fin noté el pez al final de la linea. Esta batalla no tendría nada que ver con la de mi compañero. El pez nadaba rápidamente hacia la orilla, creyendo en varias ocasiones que se había soltado. Antes de darme cuenta ya la tenía en el rebalaje y quedo varada en el la orilla casi sin esfuerzo. Esta vez el pez venía bien tragado y creemos que fue el motivo de que no ofreciera tanta batalla.

Se trataba de otra dorada de precioso colorido y de tamaño casi idéntico a la de mi compañero. Dio 1,150gr en la báscula.


Volvimos a revisar y carnar las cañas a la espera de nuevas picadas, que por desgracia no llegaron. A las 8 de la mañana ya con el sol en alto, decidimos poner punto y final a la jornada, con buen sabor de boca, aunque exhaustos. Por suerte, aunque no fue una noche de mucha actividad, el pescado entró de buen tamaño y repartido. En definitiva, una jornada apacible, en buena compañía y con premio a la constancia en una jornada maratoniana. Ojalá todos los días fueran así.


¡Un abrazo y buena pesca!